Charla con la escritora boliviana Leni Flores acerca de su escritura y de su cuento premiado “Falso Conejo”

Ximena: Hola. ¿qué tal? Bienvenidos a La Cova. El día de hoy está conmigo la escritora boliviana Leni flores. Ella nació en Cochabamba y es autora del cuento “Falso conejo”. Este es el cuento ganador del concurso Franz Tamayo 2023; y bueno, les cuento un poco de Leni. Ella estudió filosofía en la Universidad Católica de Bolivia y escritura creativa en la Universidad de Nueva York. Leni escribe narrativa y poesía, y compartimos un taller literario ya desde hace más de 3 años.Pues bienvenida. Leni. Qué bueno tenerte aquí en La Cova.

Leni: Gracias. Estoy feliz de conversar acá.

Ximena: Yo tengo muchas ganas de platicar contigo sobre aspectos de tu escritura y preguntarte un poco sobre “Falso conejo” que es un cuento que se centra en un personaje real llamada Martina. Cuentanos de qué trata la historia y qué es lo que te atrajo de Martina para querer escribir sobre ella.

Leni: Ese cuento está basado en un personaje real y también en otro cuento, incluso en producciones cinematográficas. Hay una película en torno a este personaje que se conoce más en Bolivia y no tanto fuera. Y creo que si se lee en Bolivia, se entiende de una manera, pero si se lee fuera, también funciona, pero ya es con otras claves. La historia real pasó hace muchos años donde todavía hay ciertas instituciones heredadas de la colonia. Martina es una chola del campo que vende en una chichería, vende comida también. Y en este contexto de la chichería, que es una bebida alcohólica, y claro, es mucho más que eso pues es importante culturalmente para nosotros, conoce a este señor que es, si no me equivoco, un corregidor. Él queda enganchado con Martina y planea de alguna forma aproximarse a ella.Entonces entre ellos sucede un acto sumamente violento; él abusa de Martina haciendo uso de la fuerza y demás después de muchos intentos fallidos, porque ella no quiere nada con este sujeto.Entonces, y aquí entra la parte que quizás se ha recordado más de este personaje, Martina queda embarazada. Ella busca justicia por este abuso y por la diferencia de clase y de raza, no se le otorga justicia. Y ella termina teniendo al hijo. Lo que le aconseja su familia, su tía, es que acepte la ayuda económica de este hombre para cuidar al bebé y que lo cuide ella, por su cuenta. Martina llega a tal momento de rabia, de odio y de deseo de venganza, que acaba con la vida de este niño. Es un infanticidio. Y no solo es el infanticidio en sí, sino que llega a preparar a este hijo en un plato. No nos olvidemos que ella igual está en esto de la chichería y muy asociada a la cocina, a servir, etcétera. Y se lo da de comer al sujeto. Después de esto, se le hace un juicio a Martina que termina con la pena de muerte y ahí termina el caso real. El cuento está basado en eso, un cuento que conocemos tradicionalmente en Bolivia. La película también y a mí me interesó mucho esta historia primero porque siempre había sido contada desde una perspectiva masculina. Y en Bolivia hasta hay leyendas de terror en la que se le conoce como la cruel, ¿no? La cruel Martina. Pero yo también quería comprender más a Martina, qué la lleva a este momento de crueldad o este momento de desborde criminal, aunque tampoco el cuento que yo escribo trata de justificarla, sino trata de explorar estas emociones extremas que seguramente ya la estaban atravesando, y contar el caso desde su perspectiva. Esto me parecía un gran reto, porque no se me ocurría por dónde entrar aún. Ha sido tan violentada y a su vez ella violenta también, y empecé a pensar en figuras clásicas, como por ejemplo, Medea, que son más afines al infanticidio. Y a pensar cómo se analiza a estas mujeres no solo en la literatura, sino desde varios campos culturales al incurrir en uno de los grandes tabúes de la humanidad, que no es solo matar al hijo, sino también este acto casi de canibalismo. Aunque si bien ella no incurre, sí lo está propiciando. Entonces me parecía que era una historia que tenía muchos elementos potentes y difíciles de abordar desde cualquier perspectiva. Entonces va un poco por ahí el interés del cuento y entender qué es lo que sucede cuando una personaje o una psique se desborda de esta manera otro elemento, ni siquiera ya una persona. Parece que ya estamos hablando de un vendaval, de una tormenta, de un terremoto. De hecho, la la primera versión de Medea, creo que es la versión de Séneca, habla de esta forma como si ella fuera algo, una calamidad natural. No habla como si estuviera hablando de una persona, sino como si ya fuera algo que es propio de una fuerza natural casi calamitosa.

Ximena: Me parece muy interesante lo que dices, porque en el cuento, cuando yo lo leo, por un lado siento mucha empatía por Martina, y al mismo tiempo se puede notar que no se está justificando de ninguna manera la violencia que ella ejerce como resultado, tal vez de la violencia y la presión extrema que se ha aplicado a la psique y al cuerpo de Martina. Y creo que ahí está para mí el punto interesante, lo que tú estás diciendo de cuánto puede soportar una mente, un cuerpo, ser violentado y poderlo seguir tratando a esa persona como si estuviera en un estado normal, como si pudiera tomar decisiones racionales y de mantenerse dentro de su ética personal, y creo que eso es muy impactante. Ella señaló que había sido violada. Ella pidió que se le diera a la justicia, y se le negó, y todavía se le exigió que cuidara a un hijo que ella no quería tener.

Leni: Y sí, totalmente de acuerdo. Siento que la historia de Martina es tan extrema que parece casi de fábula, y por eso me hace pensar también en Medea, no por los extremos que ella atraviesa o que atraviesan su cuerpo, su materialidad y los extremos a los que ella llega igual. Pero siento, y esto es lo que me interesa personalmente de la historia, que ninguna mujer está ajena a estas violencias en distintos grados, y que también ninguna se libra de haber sentido esa impotencia que Martina siente nomsolo ante instituciones, sino a cualquier otra manifestación de la sociedad: de no ser creída, que se justifiquen las acciones violentas de otros, y muchos elementos. Sin llegar a esos extremos, todas hemos experimentado un poco esta historia, tal vez sin el desborde que puede suceder en torno a eso y que será abordado de forma distinta según las personas. Me gusta pensarlo casi en una clave de de fábula o de sueño que nos permite explorar todos esos elementos. ¿Qué sucede con la ira femenina?, es un terreno que cuesta explorar, es costoso. Es difícil verlo también representado. No queremos ver a una mala madre. No queremos ver a una mala esposa, no queremos ver a una mujer enojada. No queremos ver a la Medusa.

Ximena: Y es que es muy, muy castigada, ¿no? En cuanto esa ira se manifiesta, es extremadamente castigada; y aprovechando que ahorita es muy reciente el caso de este libro “El odio” que iba a ser publicado en Anagrama pero que fue cancelado. El libro de Luis G Martín.

Leni: Este tema se me hace muy vigente en el campo de la literatura y quizás con temas igual que que no sean tan sensibles. Sucede ese recelo de que podemos contar solo de lo que conocemos, de las personas que conocemos, ¿Cómo va a afectar? Es una pregunta que siempre nos ronda. Creo que el escritor puede hablar de todo, absolutamente de todo, ¿no? Pero eso viene con una salvedad que tiene que hacerse con un trabajo de varios cuidados, particularmente en estos casos de temas tan sensibles; y si no, lo que está haciendo no es hablar de ese tema, lo que está haciendo es generar un amarillismo, un sensacionalismo, provocar el morbo de la población. Si es que realmente queremos explorar eso y encontrar las aristas de algún tema, creo que la primera tarea son los cuidados. Entonces, si la madre de los niños asesinados está viva, creo que hubiera sido algo interesante que esta persona se ponga en contacto con ella, ¿no? Porque para empezar, eso hubiera sido para mí como consultar con esta persona y ver qué cuidados se pueden tener, a menos que fuera algo muy, no sé, una denuncia política sumamente urgente. Yo me haría preguntas sobre la premura. No sé cuánto tiempo ha pasado del caso. Creo que los cuidados son distintos según el material. Por ejemplo, puede suceder con una comunidad que quizás esté fuera de los márgenes de la cual yo pertenezco, ¿qué derechos tengo para contar sus historias? Si es que lo voy a hacer, tengo que acercarme. Tengo que tener todos los cuidados, tengo que conocerlos bien. No puedo hablar desde la ignorancia, pues ahí estoy haciendo una doble ofensa. No porque lo ideal sería que la historia salga de ahí, todos tienen por qué ser escritores. En caso de que la historia no salga de ahí y yo quiero contarla porque me conmueve, porque comparto algo de eso si bien no soy parte, tengo que pensar cómo voy a cuidar esa historia para contarla desde ahí. Son caminos que que cada uno va encontrando. Y por supuesto, no hay nada en la ley que te diga que no puedes contar la historia, de poder, se puede. Pienso que es una pregunta más más personal que quien tiene que responder. Para mí, hablaría incluso de la calidad de la historia: ¿qué es lo que lo que está primando?

Ximena: Y hablando de lo que te interesa en la escritura de ficción, ¿te interesara decir una verdad a través de la mentira?, ¿explorar temas a profundidad a través de la escritura? ¿Qué es lo que encuentras ahí?

Leni: Creo que me gusta explorar preguntas. Empecé con Martina por un reto entre amigas en el que cada una escogió una leyenda de Bolivia, y yo escogí ésta porque no la entendía a Martina. Y siempre que me topo con ese muro de no entiendo esto, me parece inhumano, pero en realidad no es inhumano porque ha sido operado por una persona humana, esas emociones, si bien ahí están amplificadas y extremas, no son ajenas a nosotras o a nosotros. Entonces creo que lo que me atrae de una historia es que empieza con una pregunta, con un no entender. Luego me ayuda a autoexplorarme, pensar en cuando yo sentí esta ira, cuando yo sentí esta impotencia. Y claro, también me ayuda a conversar estas cosas con personas cercanas, o quien quiera conversar también de estos temas. Me acuerdo que empecé a hablar con varias mujeres que estaban cerca de mí sobre abuso, porque es lo que empieza al inicio de la historia de Martina, si bien se la recuerda por el infanticidio y por este otro hecho del canibalismo. Generalmente, en estas narrativas se le daba poca importancia al abuso que ella sufre, que a mí se me hace tan importante como los otros hechos, O sea, los 3 hechos son terribles. Entonces, conversando con amigas, al ver que varias de ellas sintieron esas ansias de vengarse, claro, ninguna llegó a los extremos de la Martina, hicieron otras cosas y algunas no hicieron nada, cada una tomó su camino. Pero había un momento de convergencia y de verdad emocional entre la historia de ella con las historias nuestras. Entonces a mí me interesa encontrar ese punto de encuentro y mi interés es que las lectoras y los lectores también sientan eso, que se sientan acompañadas, acompañados en estas emociones, no solo las difíciles, no, sino también las hermosas que, si bien no van a ser idénticas, todas y todos compartimos. No se trata de pensar en el otro como un monstruo. Me interesa incluso si ha hecho algo monstruoso, entender que no es algo que le define. Es una persona con una historia, con cosas que le han pasado y con un futuro. También en el futuro puede hacer otras cosas. Puede redimirse, puede que no. Pero no me gusta definir y decir “este ser ya no es humano, es un monstruo”. Me parece que estamos desconociendo igual una parte de nuestra propia humanidad, y nos da miedo conectar con eso. Y si conectamos realmente, no va a pasar nada. No nos vamos a volver criminales. Sólo nos vamos a autoconocer más, yo esperaría eso y esto no significa quitarle la responsabilidad del peso a esos hechos, pero no se trata de alienarlo por completo.

Ximena: Además, alienar a una persona por un acto cometido, simplemente lo empeora y y genera más probabilidades de que pueda volver a suceder; creo que esa alienación y esa falta de vinculación con les otres es lo que muchas veces provoca violencia, ¿no? Y bueno, ahora hablabas de ver una noticia, del enterarte de un caso, y y que eso te provoque suficiente curiosidad para querer escribir una historia. Esas son ideas, son semillas, pero no son la historia misma. No son el cuento, no son la novela, sino que implican mucho trabajo posterior. ¿Cómo procedes?

Leni: Creo que mi primera etapa viene así como de esa curiosidad y ese no entender. Y pensar que si no estoy entendiendo algo en el otro, no estoy entendiendo algo en mí también. Mi primer paso es pensar cuándo he sentido, no esto, pero algo similar, aunque muy chiquito. En el caso de Martina, cuando he tenido ese impulso de venganza, ¿no? Y he sentido una impotencia muy grande, o cuando he sentido una violencia sobre mí de la cual no me he podido proteger. Y ya ahí todavía no me queda muy claro, porque solo tengo mi propia perspectiva, y eso nos hace un poco miopes. Entonces empiezo a conversar con amigas. Las amigas siempre han sido para mí un gran recurso para explorar y a la vez ellas me están acompañando en el camino, charlamos y van saliendo puntos que compartimos. Y a partir de eso empieza a encajar. Alguna vez he tratado de, por ejemplo, para este cuento documentarme mucho. Empecé a ver casos de mujeres que habían cometido infanticidio y no pude terminar de ver el primer caso porque estaba abordado así de una forma muy gráfica. Y ahí, además, no estaba la información que me interesaba saber. Era como el retrato de un mosntruo y no me mostraban quién era esta persona. Y lo que me interesaba realmente saber, el por qué, qué sucedió acá, qué se transformó, qué se desbordó, no se respondía; pero las conversaciones sí. Y también con otros textos que ya han abordado. Por ejemplo, leer Medea. Me traía mucho más cerca a esto que ver un reporte que ha pasado la anterior semana de un caso muy similar. Entonces estábamos en esa misma sintonía de tratar de entender.

Ximena: Yo, que te conozco por el taller y he leído bastante de de tu trabajo, algo que me gusta y me sorprende es tu economía en el lenguaje. ¿De qué manera trabajas el lenguaje para lograr textos muy condensados, con mucho contenido, que expresan de forma muy contundente lo que lo que quieren expresar, pero no no se alargan?

Leni: Me ayuda mucho tener esta idea de la sorpresa en el texto, y creo que eso guía bastante. ¿Cómo voy desarrollando el cuento? Porque no tengo una estructura. Y creo que es un camino. Hay varios, y el de la estructura es uno muy válido y a mí me gustaría aprender más de ese, también. El mío es un poco del descubrimiento. Quiero que cuando alguien lea mis textos, sienta la misma sorpresa que yo voy a sentir cuando estoy escribiendo, empiezo escribiendo, y todavía no sé muy bien, o sea, sigo conversando, haciendo este trabajo de exploración. Y llega un punto en el que el cuento mismo me da la respuesta. He llegado a un punto en el que se resuelve por sí misma la trama, y es una resolución que a mí misma me sorprende. Y una vez que llego ahí, digo claro, no podría haber sido de otra manera, todo llevaba a este punto. Una vez que llego a ese punto, que es mi lugar favorito de la escritura, donde todo encaja, veo lo que he escrito y me ayuda a evaluar este giro. Me interesa lo que lleva ese descubrimiento. Y hasta hasta ese momento, es como un divagar, como entrar en el personaje o en la historia que quiero contar. Llego a ese punto y ese es el punto guía que me va a decir qué tiene que entrar y que no tiene que entrar. Entonces solo va a entrar aquello que contribuya a este punto focal que es donde el cuento se resuelve y lo demás ya es solo el descenso, el cierre. Nunca está planificado desde el inicio. Parece que este cuento podría seguir porque empiezo con una escena cotidiana; en el caso de Martina está yendo al colegio, qué sé yo, y parece que podría seguir infinitamente, la puedo llevar hasta la universidad, así va a seguir su vida, no porque continúa, pero llega un punto en el que se cierra esa historia. Y a mí en este cuento en particular, me llegó cuando me di cuenta de que bueno, es, desde la perspectiva del hijo, desde una voz que está intrauterina todavía. Y cuando me di cuenta que esta voz iba a resolver el cuento, que él iba a ser quien iba a operar esta venganza contra contra el abusador, sabía que tenía que centrar todo a cuando aparecía esta voz. Antes había más escenas de otro tipo que se cayeron porque ya estaba claro que el punto fuerte del cuento iba a ser este momento, ¿no? Entonces sí llega. Es un punto casi cerca del final. Casi en el 80% del cuento, en el que el cuento tiene esta sorpresa, este giro. Y en torno a ese giro, todo lo de atrás se reorganiza. Todo lo que hasta entonces podía ir por varios lugares, se vuelve como una línea y queda mucho más claro, como que el lector o la lectora está dirigido hacia hacia esa sorpresa.

Ximena: Tú también eres poeta, ¿crees que ese lado te ayude con la economía del lenguaje en la narrativa?

Leni: Sí, creo que ayuda mucho en varias instancias de la escritura. Se me hace muy nutritivo. Y ni siquiera escribir poesía, solo leer poesía te abre muchos canales. Por ejemplo, en este cuento me ayudó mucho salirme por imágenes poéticas. No hay nada explícito en este cuento, a pesar de que es un cuento de muchas violencias. Todos son desplazamientos poéticos de estos puntos. Entonces eso creo, que es sumamente útil para los narradores, las narradoras, en el sentido de que nos puede ayudar a ingresar a estos lugares de conflicto o bastante puntiagudos de una forma en el que nuestras lectoras y nuestros lectores también nos pueden acompañar. Si tomáramos otro camino y mostráramos todo explícito, seguro que ahí perdemos a la mitad de quienes nos están leyendo, y también es un camino válido. A veces hay cosas que se quieren mostrar de esa forma. Hay que evaluar la intención y hacia dónde queremos ir.

Ximena: Cuéntanos en qué estás trabajando ahora.

Leni: Sí. Lo último que estaba trabajando era algo de no ficción. Pero, de nuevo, tuve este problema con documentarme. No porque me faltaran los documentos o los archivos. Incluso tenía entrevistas transcritas. Y en algún momento eso me me frenó. Y este proyecto, que empezó como algo de no ficción, ha mutado a ficción especulativa, que es al otro extremo, y ahí siento una mayor libertad para contar realmente la sustancia de lo que me interesa de este proyecto, que que es más grande. He trabajado durante los 2 últimos años en centros penitenciarios y quería contar historias de estos centros, pero incluso los hechos crudos de lo que sucede ahí, de las dinámicas y de las historias que están ahí, creo que no dan cuenta. Y con esta ficción especulativa, creo que sí. Me acerco más a eso que yo he sentido, que he experimentado cuando he escuchado algunas historias. Cuando he conocido a esas personas, entonces estoy en ese camino. Todo el proyecto ha virado, a pesar de que tengo los materiales para construir una no ficción. La ficción especulativa en este proyecto en particular me parece bastante fértil, porque igual te posibilita hablar de futuros otros. Y en este caso en particular, era un futuro clausurado, bastante gris. Estas historias, estos encierros, estos testimonios, ¿cómo podrían despegar? Ajá, jugar un poquito más con eso.

Ximena: Oye Leni. Para poder comprar, por ejemplo, “Falso conejo”, ¿se puede conseguir fuera de Bolivia en línea?

Leni: Sí, está en Editorial 3600 que tiene una tienda virtual en la que se puede comprar.

Ximena: Perfecto. Pues te agradezco muchísimo tu tiempo. Te agradezco la generosidad de contarnos todo esto y esperamos poderte entrevistar otra vez para tu siguiente proyecto.

Leni: Gracias. Gracias. Xime. Nos estamos viendo.

18 DE ABRIL DE 2025

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